La ortodoncia es un tratamiento odontológico de estética que tiene como finalidad el restablecimiento del equilibrio morfológico y funcional de la boca y de la cara. La ortodoncia no sólo sirve para enderezar y alinear los dientes sino que también se utiliza para prevenir y corregir las alteraciones del desarrollo, de la cara, la posición de los maxilares, la forma de las arcadas y, sobre todo, de los trastornos funcionales de la masticación.

El objetivo de un tratamiento de ortodoncia es alcanzar la normalidad de cada paciente. La ortodoncia busca crear un equilibrio funcional y estético ajustando los dientes y maxilares de cada paciente a su patrón de crecimiento y desarrollo de un modo natural.

A qué edad debe ponerse una ortodoncia

Aunque suele asociarse con la adolescencia, no existe una edad fija para realizar un tratamiento de ortodoncia, éste dependerá del tipo de problema, de cuándo aparezca y de su gravedad. Lo que sí es importante es hacer revisiones ortodóncicas a los niños para así poder llevar un control de su salud dental y poder realizar tratamientos preventivos que eviten problemas más graves en el futuro.

Se recomienda hacer la primera revisión por el ortodoncista aproximadamente a los seis años, ya que es a esa edad cuando hacen erupción los primeros molares definitivos. En ese momento el especialista en ortodoncia debe asegurar que más adelante, cuando hagan erupción los segundos molares permanentes, todas las piezas dentarias encajarán exactamente dónde y cómo deben.

Un niño completa su dentición permanente entre los doce y los catorce años de edad (exceptuando las “muelas del juicio”) aunque por diferentes motivos y circunstancias, la salida de las piezas dentarias definitivas puede variar. Aunque estos adelantos y retrasos no deben ser motivos de preocupación, sí se recomienda consultarlo también con el ortodoncista para prevenir posibles problemas futuros.

La maloclusión: clasificación

Una maloclusión es una anomalía o deformidad de los dientes y/o de los huesos maxilares. En ortodoncia hay que valorar las maloclusiones basándose en las relaciones entre los dientes y en la naturaleza de la deformidad.

Las maloclusiones se pueden clasificar según el tipo de relación existente entre los maxilares y los dientes. Cada tipo de maloclusión requiere un tratamiento diferente, que puede ser más o menos complejo dependiendo de si el problema es sólo de la estructura dentaria o también de los maxilares. Un diagnóstico de ortodoncia puede llegar a ser muy complejo, es por ello que es muy importante que los tratamientos ortodóncicos los realice un ortodoncista especializado.

En la siguiente imagen se pueden observar algunos de los tipos de oclusión en relación con la posición de los maxilares y las piezas dentarias:

Tratamientos

En ortodoncia existen dos tipos de tratamientos:

1. Tratamientos interceptivos: Orientados a la corrección de alteraciones incipientes, es decir, para corregir hábitos anormales que pueden interferir en el patrón regular de crecimiento de la cara y los maxilares como, por ejemplo, chuparse el dedo. Son tratamientos que se realizan normalmente durante la dentición de leche o mixta.

2. Tratamientos correctivos: Son los orientados a corregir maloclusiones consolidadas. Aunque se aconseja comenzar estos tratamientos entre los 10 y los 12 años, cada vez se tratan más casos en personas adultas.

Aparatos para tratamientos correctivos

Para realizar un tratamiento correctivo, lo más común es utilizar alguno de estos tres tipos de aparatos:

1. Aparatos funcionales:

Son aquellos que, como su nombre indica, realizan cambios en el funcionalismo del sistema, corrigiendo los desplazamientos dentarios o maxilares. Son aparatos ortopédicos que el paciente puede quitar y que se utilizan durante la dentición temporal o mixta.

Dentro de la ortodoncia ortopédica, además de los aparatos funcionales existen otro tipo de aparatos, los extraorales, que son los que se utilizan cuando se necesita dirigir el crecimiento de la cara y de los maxilares con fuerzas que no se pueden realizar con otro tipo de aparatos. Son el anclaje extraoral y la mentonera. Para que tengan efecto, es necesario utilizarlos el número de horas diarias que indique el ortodoncista.

2. Aparatos removibles:

Son aparatos que, aunque el mismo paciente los puede quitar, van sujetos a las piezas dentarias, aplicando presiones controladas sobre los dientes para desplazarlos. Se utilizan principalmente para la expansión de los maxilares, la corrección de mordidas cruzadas y en algunos casos de apiñamiento y movimientos dentarios.

3. Aparatos fijos o brackets:

En cuanto a calidad, son la mejor opción ya que permiten todo tipo de movimientos para la corrección ortodóncica. Son los únicos que pueden desplazar cada una de las piezas dentarias, de forma individual, en cualquier dirección Aunque comúnmente se les denomina brackets, éstos no dejan de ser uno de los elementos que constituyen este tipo de aparato.

Aparatos fijos o brackets

Un aparato fijo está formado por brackets, que van cementados sobre cada pieza dental y que se conectan con ligaduras a un arco de alambre. La posición del bracket y la forma del arco son controladas por el ortodoncista, de forma que se aplican presiones controladas sobre cada diente para llevarlos a la posición deseada. En ocasiones es necesario utilizar elásticos o gomas intermaxilares para realizar algún movimiento dentario o mover los maxilares. Los brackets pueden ser metálicos o cerámicos.

Los brackets cerámicos o estéticos son del color del esmalte dental, lo que hace más imperceptible el tratamiento de ortodoncia.

Correcciones que realizan los aparatos fijos

– Malposición dentaria: en desplazamientos horizontales o verticales de piezas dentales, cuando la corona o la raíz de la pieza está desplazada.

– Dientes rotados: es el único tipo de aparato con el que se pueden realizar movimientos de rotación. – Cierre de espacios: se consiguen cerrar los espacios interdentales desplazando toda la pieza dentaria (corona y raíz) y colocarla en paralelo a las piezas contiguas.

– Relación de incisivos: permiten realizar correcciones angulares de la posición de los incisivos.

– Movimientos múltiples: permiten controlar la posición de varios dientes o grupos de dientes al mismo tiempo y en los dos maxilares. Permiten además realizar todo tipo de movimientos a la vez (rotación, inclinación, apicales) y aplicar fuerzas intermaxilares o extraorales.

La retención

Una vez finalizado el tratamiento con aparatos fijos, es necesaria la utilización de aparatos de retención para evitar que los dientes vuelvan a su posición anterior. Con los retenedores, los dientes se mantienen en su lugar hasta que los huesos maxilares y las encías se adaptan al cambio que se ha producido en la boca.

Existen dos tipos de aparatos de aparatos de retención: los fijos y los removibles.

Los retenedores fijos van pegados a la parte posterior de los dientes, por lo que no se ven. Al ser fijos el paciente no puede quitarlos, por lo que es la mejor opción a utilizar tras finalizar un tratamiento de ortodoncia.

Los retenedores removibles son férulas (planchas plásticas) con la forma de los dientes. Se fabrican a partir de un molde de la boca tras quitar la ortodoncia fija. El ortodoncista decide el tiempo que el paciente debe llevar este tipo de retención aunque lo normal es ponerla todas las noches para dormir, reduciendo su uso con el paso del tiempo

Si el paciente deja de utilizar los aparatos de retención, es posible que los dientes acaben moviéndose con el paso del tiempo, por lo que lo recomendable es utilizarlos de por vida.

Recomendación médica

Entre los seis y los doce años se produce el recambio de los dientes de leche por la dentición permanente. Es importante visitar a un especialista en ortodoncia en esta etapa, ya que son las edades en las que se producen los cambios más significativos en la boca y deberían ser supervisados por un ortodoncista. Un tratamiento precoz puede evitar maloclusiones (deformidades en la mordida).

Aunque lo más común es realizar tratamientos de ortodoncia por estética, estos son necesarios para corregir otros casos como la mala mordida o la sobrecarga de la articulación de la mandíbula.

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